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      Reseña de la película "Antes del olvido"

      Vladimir · Sunday, 5 March, 2023 - 16:47 · 5 minutes

    El derecho a la vivienda es un derecho humano que no suele cumplirse para toda la humanidad. No sea la lejana ilusión de tener una casa, si no incluso rentarla o tener una vivienda digna. Hasta hace unos años sobre la avenida río Churubusco, en la inmensa tira de concreto que cubre lo que antes era una arteria de agua al oriente de la ciudad, en un agujero entre el concreto se podía ver a una persona que vivía ahí. Un pedazo del concreto era el techo de su casa, unos plásticos y varias prendas viejas le cubrían del frío o del Sol, aunque no sé que tanto lo protegían de la lluvia. Al rededor de la 8 am se le podía ver salir de su improvisado hogar desde un puente peatonal. El resto de nosotros corría a sus labores diarias, seguramente para entre otras cosas asegurar también una vivienda. En definitiva no podíamos ser indiferentes, habitamos esta misma ciudad y sufrimos muchas veces de la misma incertidumbre.

    En fechas recientes otro aspecto de este problema es latente: en la colonia Roma y Condesa los habitantes, de un mejor nivel económico que muchos de nosotros, empiezan a ser desplazados. Los dueños de las grandes casas de la colonia de la época porfirista han preferido obtener mejores ganancias rentando los espacios para visitantes fugaces de la ciudad. En las plataformas de búsqueda de alojamiento se puede ganar más que rentando por contratos de más de un año, aunque los inquilinos pasen sólo unos días o semanas. La misma ciudad de México presume sus acuerdos con las plataformas, haciendo de esta gran ciudad un lugar sólo de paso. A la par los espacios culturales y comercios de barrio empiezan a ser removidos para que su lugar sea ocupado por bares o restaurantes de la más variada cocina. La colonia doctores, que era la colonia popular al este de la Roma ahora es apodada "la Roma oriente" dado que los habitantes de la Roma están siendo desplazados a esta, lo cual seguro provoca un desplazamiento de los habitantes de la Doctores a quién sabe qué colonia.

    México continúa su historia de desplazamientos, en un principio de la parte árida del territorio a la región centro de mejor clima, posteriormente el desplazamiento forzado para los trabajos de la época colonial, las minas, los campos, los nuevos poblados. En diversas épocas de la historia mexicana la violencia es la que provoca los desplazamientos, al día de hoy son varios los poblados en Guerrero, Coahuila, Chihuaha, Michoacán e incluso el estado de México, entre otros estados, casi desiertos por la violencia criminal. Y en las ciudades que aparentan no tener un grave problema de violencia, es claro que esa violencia se sigue ejerciendo, los desplazados son por el valor económico de la ciudad. En esto se viola otro derecho, el derecho a la ciudad, siendo ésta el lugar para vivir con dignidad y no un simple objeto de mercado.

    En esta temática se inscribe la película Antes del olvido, de la directora Iria Gómez Concheiro. En 103 minutos construye una historia colectiva de una vecindad en el centro de la ciudad de México. Habitada por jóvenes que ruedan por las calles del centro de la ciudad en sus patinetas, personas de la tercera edad que viven entre los recuerdos y su actualidad, obreros y prestadores de servicios, incluso un boxeador de origen sudamericano en vías de retirarse por un problema de salud. Todos ellos con personalidades distintas y no necesariamente empáticos entre ellos forman el tejido de una vecindad llena de vida, pero una vida difícil de llevar.

    Uno de los recursos visuales de la directora que se transmite a la misma elección de actores y la historia es la crudeza. Los cuerpos pueden ser vistos en las labores más mundanas como vestirse, bañarse o defecar, sin mayor pudor. Los espacios, los cuerpos, los personajes y la historia son mostrados como son, sin mayor maquillaje que el de la mirada lenta y reflexiva de la cámara, sin romantizar, mostrando los errores y la solidaridad en momentos de cada uno de ellos. Así como puede mostrar las paredes descarapeladas de la vecindad o incluso la poca experiencia de los actores. Pero esto no resta calidad a la película, ya que la crudeza de las imágenes es tamizada por la observación de la cámara, y lo apero de las actuaciones es suavizada por lo directo de la historia, por la comunicación de tantos personajes.

    Ante la inminencia de un desalojo los vecinos empiezan a unir fuerzas, algunas de manera directa, otros apenas dejando ver su empatía. Siendo un ambiente agreste algunos personajes muestran sus reservas a establecer lazos, pero la inminencia de perder su casa, sus recuerdos y sus espacios logran congeniar un poco, incluso con los desalojados de vecindades cercanas.

    La película inicia con la vista de una de las tantas unidades habitacionales en la periferia de todas las ciudades grandes de México, no es exclusivo de la zona metropolitana del Valle de México. Hileras de casa idénticas, calles desiertas de espacios que sólo existen para ser dormitorios o la peor condena para amas de casa, niñas y adolescentes. Es cierto que el centro de la ciudad, sea la de México o la que sea, no es un espacio placentero, pero al menos es clara la posición de cada una en el entramado económico, histórico, social y cultural que son las ciudades.

    Aunque las historias son cruzadas por el dolor, sea de una separación, del olvido familiar, de la soledad e incluso la desaparición de un hijo, pero la vida no deja de seguir adelante y como muestra su deseo de luchar por mantener los espacios. Al final la directora dedica la película a todas las que luchan por su derecho a la vivienda. Aunque toma la imagen de un terreno en ocasiones ya ganado, existen vecindades históricas intocables, y en otras perdido, basta una visita a la zona para ver muchas vecindades convertidas en improvisados locales comerciales, es claro que esta lucha se extiende a toda la ciudad y todo el país. No es posible que a estas fechas aún tengamos que pelear encarnizadamente por algo tan básico como la vivienda. Y como mencionaba José Revueltas, si en algún momento logramos ganar esa batalla por nuestros derechos básicos, aún nos queda la lucha del día a día con la soledad, la nostalgia, la tristeza y las injusticias que falten de eliminarse.

    Esta reseña fue escrita para Comunidad Cultura Unam