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      Reseña: Revista de la Universidad - La noche

      Vladimir · Thursday, 6 January, 2022 - 04:28 edit · 7 minutes

    El número 873 de la nueva época de la revista de la Universidad de México, correspondiente al mes de junio de 2021, dedicó sus páginas a la Noche. Tema bastante amplio que desde la perspectiva de una revista universitaria brinda muchas voces para distintas características de lo relacionado con el momento del día en que se oculta el Sol y dependiendo de la fecha en el calendario lunar (incluido en la versión impresa) se muestra la Luna.

    El número lo podría dividir en tres ejes temáticos (seguro hay más que escapan a mi visión):

    • La noche y la fiesta
    • La noche y los miedos
    • La noche y el medio ambiente

    No necesariamente estos tres ejes están desconectados, realmente más que ejes son entramados, seguir una línea nos puede fácilmente llevar a otra y terminar viéndolo todo en conjunto.

    La noche y la fiesta

    En este apartado distingo dos textos, el de Guillermo Osorno Tengo que morir todas las noches. Una crónica de los ochenta, el underground y la cultura gay donde el autor puntualmente nos da una crónica de diversos momentos que se vivieron en el bar El Nueve de Henri Donnadieu durante la penúltima década del siglo XX. Siendo un bar dedicado a las disidencias sexuales podemos pensar que cada noche era una fiesta dedicada a la libertad que seguramente en los sectores más conservadores le denominaban libertinaje en todo su sentido peyorativo. Pero las noches de El Nueve van (al menos la última vez que lo visité en 2018 continuaban) más allá de la exaltación de la fiesta, son una celebración de lo efímero representado en el arte, sea plástico, performance, happening, el cine o hasta los eventos deportivos. La noche de la ciudad de México, y de tantas otras ciudades no puede llamarse noche sin estos espacios.

    ¿Porqué la noche es un espacio para la fiesta? ¿Es por nuestros horarios laborales, es una manera de llevar nuestros miedos, de mitigar el insomnio? Varios de los textos se aventuran un poco a tocar el tema, al menos por pinceladas. El texto "Walk the night" de Carlos Velázquez también aborda el tema de la fiesta. Desde la música, la literatura e incluso varias referencias a la cultura popular, como cuando da el mayor honor de la vida nocturna a Paris Hilton, con todos sus excesos y escándalos pero con una perseverancia en la vida nocturna. Comparto con él la inmensa duda que debería provocar mares de tinta de los más diversos estudiosos ¿Paris Hilton no sufrirá la cruda moral tras esas tremendas noches de juerga?

    La noche y los miedos

    Quizá este tema es el más extenso en los artículos, la misma asociación de la noche y la fiesta tiene el sabor del miedo muy bien condimentado, si no como es que los grandes cruceros marítimos, enormes edificios flotantes, están tan asociados a la fiesta, pero a la vez su única razón de ser es convivir con el miedo a la inmensidad del mar (no es que sean los mejores medios de transporte, y mucho menos ecológicos). Alberto Chimal en su "Bestiario Nocturno" da una rápida guía de los varios mitos de la noche, relatos que nos asocian a nuestra era de pequeños mamíferos indefensos y lo desconocido de la noche. Sea desde la antigüedad con los diversos personajes mitológicos, hasta la modernidad actual del cine hollywoodense y la deep web o red oscura. Lo extraño, lo otro, lo que puede reducirnos a ser lo distinto o ya no ser nosotros está en esa oscuridad, que ya podemos traspasar incluso el mero terreno de la noche y el día: lo oscuro puede estar a cualquier hora.

    Pero otra parte de ese miedo está en la noche y su relación a la enfermedad. "El poco mundo. Notas sobre el insomnio" de Guillermo Fadanelli nos comparte lo terrible que puede ser tener la claridad del pensamiento en las horas más oscuras del día. Terrible por un lado, pero muestra de una vida que va más allá de los rígidos horarios laborales e incluso biológicos (bueno, también hay turnos nocturnos en ciertos trabajos, que deben ser tan terribles como la enfermedad). Sea que la noche la dediquemos al sueño más reparador, o a la más tormentosa duermevela, no deja de ser una parte importante de nuestra vida. Y algo que merece ser pensado.

    Bernando Esquinca en "La costa plutoniana de la noche" frase poéticamente mencionada por Edgar Allan Poe, nos describe la relación de la literatura del mencionado autor y la noche, con una parte del tormento del insomnio y el terror a lo desconocido.

    A pesar de estar en la sección de panóptico, ya no en el dossier dedicado a la noche, el texto de Diego Gómez Pickering "La ruta canaria, entre la vida y la muerte" nos habla de ese otro terror, asociado a lo oscuro pero que no sucede en la noche. Las balsas llenas de familias africanas que llegan a las islas canarias en busca de refugio, los rescates bajo un sol abrazador y un vasto mar, o los daños físicos por las gélidas noches, en busca de un región donde el Sol pueda salir un poco más brillante que en sus lugares de origen, azotados por la duradera noche que es la guerra y la persecución.

    La noche y el medio ambiente

    En los temas anteriores también el medio ambiente tiene un papel importante, en el caso de la fiesta se busca una delimitación en el terreno temporal de los territorios que por lo regular pertenecen a la "animalidad", a lo bestial y desconocido. Esa animalidad es en parte una de las causa del temor en la noche, pero a su vez la enfermedad es una muestra de que nuestro cuerpo aún está ligado al medio ambiente, en su temporalidad, en sus vaivenes entre la luz y la noche y en que a pesar de vivir con él toda nuestra vida, aún tienen partes desconocidas como la noche más densa.

    La bióloga Alejandra Manjarrez en "Mientras los dinosaurios duermen" nos cuenta como la noche fue una parte relevante en la evolución de los mamíferos, que decantó en nuestra existencia. La noche siendo un buen lugar para esconderse de los animales de sangre fría permitió que las especies más pequeñas pudieran ganar terreno a los inmensos lagartos. La noche, como se mencionó para la fiesta y la enfermedad, ha tomado su parte también para construir lo que somos hoy, y lo que son muchas otras especies que comparten el planeta con nosotros.

    Por eso también debemos tener un derecho a la noche, a la noche con esparcimiento, la fiesta, la noche con descanso, la salud del sueño. Pero igualmente a la noche oscura, para poder disfrutar y estudiar los cielos nocturnos. La astrónoma Julieta Fierro en "Noches oscuras para disfrutar las estrellas" nos menciona ese derecho a los cielos oscuros que debemos tener. La exagerada iluminación de las ciudades nos priva del espectáculo de la bóveda celeste al esconderse el Sol. Y aquí entra en juego de manera multimodal lo mencionado antes, tenemos derecho a la fiesta nocturna, pero respetando el cielo oscuro y mientras algunos no duermen por el insomnio otros no duermen por la investigación, simple observación y disfrute de los objetos que componen el cielo nocturno, que el Sol en su faceta tiránica nos apantalla completamente.

    En esta sección me tomo la libertad de mencionar un gran artículo de Tamara Tenenbaum "Los márgenes del paraíso", donde nos habla de Lilith, su relación con la noche, la feminidad y la resistencia al papel hegemónico que debe cumplir una mujer, ligándolo a un discurso feminista desde la tradición judía.

    No puedo detenerme a contarles un poco de todos los artículos pues la reseña se alargaría demasiado y es mejor cada quien lea los que llamen su atención. No dejo de lado las secciones de panóptico, con excelentes textos resaltando el de Adrián Román sobre la central de abastos y ese mundo dentro de tantos otros mundos, la sección de arte dedicada a la obra visual e instalaciones del artista tailandés Apichatpong Weerasethakul, las reseñas de libros incluido uno de ensayos del patólogo y escrito mexicano avecindado en Estados Unidos Francisco González Crussi al igual que un libro de ensayos alrededor de las lenguas originarias de Yásnaya Elena A. Gil.

    La revista más que ser autocontenida, abre el puerto a otras lecturas, a estar atento a sus autoras y autores, así como a sus recomendaciones.

    El número garantiza horas de día, nocturnas e incluso horas robadas al sueño bien acompañadas de estas letras. Por suerte pueden disfrutar del número en papel(como yo lo hice y puede pedirse desde librerías de la UNAM) o en su versión electrónica, para que sea lo más accesible posible.

    Reseña escrita para Comunidad Cultura UNAM, se incluye la liga a la página del número reseñado